MANIFIESTO 8 DE MARZO

CARTEL8MARZO (2016)NADA QUE CELEBRAR, MUCHO POR LO QUE LUCHAR.

8M, POR UN FEMINISMO COMBATIVO

Como cada 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, llenamos las calles de lucha contra la opresión que sufrimos las mujeres en este sistema. A lo largo del pasado año, desde la Asamblea Feminista Unitaria hemos denunciado cada mes los brutales feminicidios sufridos, cerrando el año con un total de 70 mujeres asesinadas.

Pero sabemos que esto es solo la punta de la pirámide que compone todas las violencias que vivimos diariamente las mujeres trabajadoras. Nosotras sufrimos otros modos de violencias que son la base esencial para alimentar al sistema capitalista, sobre todo si hablamos del ámbito laboral, donde estamos destinadas a ser objeto de toda clase de discriminaciones:

Por un lado, somos las mujeres quienes sufrimos la desigualdad salarial, la discriminación a la hora de acceder a un puesto de trabajo por la posibilidad de quedarnos embarazadas, la incertidumbre por la precaria estabilidad laboral, la necesidad de demostrar doblemente nuestras capacidades, las dificultades que encontramos para ascender a puestos de poder y que suponen un techo de cristal para nuestras aspiraciones laborales, el acoso sexual en el trabajo, etc.

Además, la prohibición del aborto libre perpetúa el sometimiento de las mujeres al
ámbito reproductivo que tanto refuerza y beneficia al sistema capitalista.

En esta misma línea, la división sexual del trabajo (gestada en la base de una educación sexista) es la clave para poder sacar beneficio a costa de las mujeres, pues a nosotras se nos asignan aquellas tareas que no son socialmente consideradas un trabajo como tal y que se naturaliza en el seno de la familia como es el trabajo de los cuidados.

Sabemos que los contratos parciales y “flexibles” son mayormente asignados a mujeres, un 74.35% para ser exactas, precisamente para someternos a esa doble tarea, la remunerada, con unas condiciones totalmente precarias, y la que se lleva a cabo en el hogar, como es el cuidar a hijos/as u otros familiares dependientes. En este sentido, los recortes en servicios sociales como en ayuda a la dependencia, además de precarizar este importante servicio o incluso hacerlo desaparecer, atacan directamente a la calidad de vida de las mujeres, pues han provocado una rehogarización del trabajo de los cuidados, que recaen principalmente sobre las mismas.

Otros agudos recortes son los ejercidos en las escuelas infantiles, obligando a las familias a buscar cuidado en el mercado a mayor precio o reabsorberlo mediante trabajo gratuito familiar que cómo no, suele ser femenino.

En este contexto, son las mujeres inmigrantes los grupos más vulnerables, protagonizando las cadenas globales de cuidados. Mujeres, que migran como estrategia de supervivencia de su propio hogar, en el país de destino se encargan de un trabajo imprescindible para que otra mujer pueda conciliar su vida familiar y laboral. Al mismo tiempo, su marcha exige que alguien en el país de origen asuma la responsabilidad de proporcionar los cuidados que ellas ya no pueden ejercer.

Son las más expuestas a sufrir la explotación laboral, sumado a una doble discriminación, pues han de afrontar la dura opresión que supone la xenofobia, así como por la mera condición de ser mujeres. En relación con las migraciones, queremos destacar también que las mujeres y niñas refugiadas, además de vivir las terribles condiciones que supone la situación de estas personas, sufren diariamente discriminación y violencia machista caracterizada por constantes abusos y acoso sexual.

También denunciamos que estas desigualdades laborales, reproducidas aún más en situación de crisis, potencian las violencias en el hogar, pues según las estadísticas más de la mitad de las mujeres maltratadas están en paro. Esto, sumado a que el número de denuncias ha caído desde el comienzo de la crisis, revela claramente cómo este contexto agudiza la violencia hacia las mujeres, pues hacen que las mujeres que sufren violencia machista no puedan abandonar el hogar al no tener recursos ni independencia económica.

Queremos dejar claro que todas las violencias hacia las mujeres trabajadoras son intrínsecas al sistema capitalista, que posee fuertes herramientas para perpetuar el patriarcado. Por ello, pensamos que esta opresión y explotación hacia las mujeres no se solventa con reivindicaciones institucionales que defienden cambiar las leyes, pues son realmente parches que no solucionan el problema de raíz. Gobierne quien gobierne, saldremos a invadir las calles, como lo hacemos cada mes, en cada convocatoria o como demostramos el pasado 7N en las calles madrileñas, para luchar contra el patriarcado y el capitalismo, con un feminismo combativo y de clase que cuestione el sistema que nos oprime en todos los ámbitos de nuestras vidas.

MANIFIESTO 1 DE MAYO (2015)

ARTE_MANIFIESTO_LOGO_FINAL1_0En el 1 de Mayo, Día Internacional del Trabajo, desde la Asamblea Feminista Unitaria nos unimos a denunciar las políticas ultraliberales que se están imponiendo desde las élites financieras que están provocando un aumento del paro y la precariedad, así como un deterioro de las condiciones laborales sin precedentes, y un gran empobrecimiento de la clase trabajadora a través de la rebaja de los salarios.

Pero además, queremos darle un enfoque de género a este día, visibilizando especialmente a todas las mujeres: estudiantes, artistas, asalariadas, jefas del hogar, trabajadoras sexuales, precarias, desempleadas… Que además de ser de clase trabajadora encadenamos muchas otras opresiones. Somos lesbianas, bisexuales, trans, jóvenes y ancianas, migrantes y autóctonas. Queremos hacernos presentes un día como hoy porque formamos parte del mundo laboral y por tanto sufrimos las consecuencias de la destrucción del empleo y los derechos sociales, como cualquier trabajador. Pero también porque seguimos realizando un trabajo eternamente no reconocido en los hogares, que recae en nosotras exclusivamente en la mayoría de los casos, invisible, pero a la vez indispensable para que el sistema siga funcionado.
Somos la imagen de la precariedad tanto del trabajo reconocido, como del tantas veces negado, el que tiene lugar fuera de la casa y el que se lleva a cabo dentro de ella. Pero precisamente por ser doblemente obreras, y doblemente precarias no nos queda otra que ser DOBLEMENTE REVOLUCIONARIAS.

En el Estado Español el general, y en Andalucía en particular encontramos un claro sesgo de género en las consecuencias más graves de estas políticas:

El paro está feminizado. Ya que el 37,3% de personas desempleadas son mujeres y el70% de los contratos del pasado año fueron firmados por hombres. Además de que los recortes en servicios públicos han afectado más a las mujeres por ser puestos de trabajos más feminizados. Más del 70% del empleo público destruido ha sido femenino. Esto nos afecta como trabajadoras, pero también como usuarias de estos servicios ya que devuelven a las casas un montón de trabajo de cuidados obligando a las mujeres a absorber esta parte de tareas que antes eran públicas.

La pobreza está feminizada. Pues las asalariadas con una retribución anual inferior al Salario Mínimo Interprofesional están creciendo en los últimos años y suponen ya más de la mitad del total en nuestra comunidad. Y debido a la reducción de las ayudas por desempleo, en 2014 apenas la cuarta parte de las paradas recibieron prestaciones.

La precariedad laboral se agudiza doblemente entre las mujeres. Como pone de manifiesto el aumento de los contratos temporales (95,9%) y a tiempo parcial (33%). Siendo el 75% de éstos últimos desempeñados por mujeres.

La desigualdad entre hombres y mujeres sigue aumentando. La brecha salarial se sitúa en un 24,5%, lo que implica las mujeres andaluzas cobran una cuarta parte menos que los hombres. Pero además, ser mujer en el mercado laboral implica estar empleada una media de 80 días más al año para cobrar lo mismo que un hombre y en muchos casos tener que soportar el sexismo por parte de compañeros y superiores.

CARTEL1MAYO-página001Éstas, junto con otras medidas como la paralización de la ley de Dependencia, el incumplimiento de la ampliación del permiso de paternidad a 4 semanas, hacen inviable el empleo, la conciliación y la corresponsabilidad; hacen incompatibles los tiempos de vida y de trabajo; y dificultan la permanencia de las mujeres en el mercado de trabajo ya que lo que se persigue es la salida de la crisis intensificando el trabajo de las mujeres, a través de la reprivatización de las tareas de cuidados, el 70% de todo el volumen de éstos lo realizan las mujeres, un trabajo sin remunerar que supone el 27% de PIB de nuestro país. Esto se traduce paradójicamente a una situación de ¨más trabajo pero menos empleo¨, es decir de mayor explotación y empobrecimiento. A esto debemos añadir la precaria situación de las trabajadoras del hogar, que no cuentan siquiera con el derecho a la prestación por desempleo y que al amparo de la ley vienen realizando jornadas de 60 horas de trabajo o más, sin tener garantizados unos derechos laborales mínimos. Y también lo que supone el TTIP que se está negociando de espaldas a la ciudadanía, y su impacto de género. Porque con la igualación a la baja de las normativas laborales se ponen en peligro normativas internacionales y derechos laborales y sindicales fundamentales, como la negociación colectiva, y porque la liberación de los servicios acabará con el sector público, sector estratégico para la empleabilidad de las mujeres, como trabajadoras y como usuarias.

Pero como nos creemos eso de que “lo personal es político” también queremos aprovechar el día de hoy para recordar que aunque la crisis nos reubica a las mujeres en el hogar, nunca hemos terminado de salir de él. Compañeros, El día internacional del trabajo tiene que servir también para resignificar lo que entendemos como TRABAJO: ¿Quién se ocupa de hacer la compra y cocinar, recoge la mesa y friega los platos después de comer? ¿Quién se ocupa de los niños? ¿Quién cuida a la abuela? ¿Quién se preocupa de los enfermos en casa? ¿Quién limpia el váter?

Y también, para repetir una vez más, que queremos decidir sobre todo lo que afecta a nuestras vidas. Por ello, insistimos, una vez más, en que estamos cansadas de que ser mujer también signifique tener que soportar que la Iglesia y el gobierno se metan en nuestros cuerpos y nuestra sexualidad. ¡El aborto es un derecho inalienable! No vamos a permitir que nos obliguen a ser madres, a ser fábricas de futuros precarios en una sociedad sin derechos laborales ni verdadera autonomía. Nos oponemos radicalmente a la exigencia de un permiso paterno para abortar a las menores de entre 16 y 17. Porque no queremos dobles varas de medir. Si con esa edad somos mayores para casarnos, trabajar y decidir ser madres, también lo somos para decidir no serlo reivindicamos la participación de las mujeres en los movimientos sociales y en la política. Pues el cambio o la revolución será feminista o no será.

Pero hacemos extensible el derecho a decidir a todos los ámbitos de nuestras vidas. Y reivindicamos la participación de las mujeres en los movimientos sociales y en la política. Porque ser mujer también implica luchar. Y porque sin mujeres no habrá cambio ni revolución posible.

Por todo ello, las diversas mujeres que somos, salimos a la calle, una vez más, para protestar contra el capitalismo que va en contra del 99% de la población y que hace innegable la existencia de una lucha de clases, pero también contra el patriarcado que hace que el anterior nos golpee a nosotras doblemente.

DOBLEMENTE OBRERAS, DOBLEMENTE PRECARIAS: DOBLEMENTE REVOLUCIONARIAS.
QUE VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA.