25N – DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERESR

Este 25 de Noviembre, una vez más, la lucha feminista sale a la calle para gritar con fuerza ¡basta de violencia machista! Basta de una sociedad patriarcal y capitalista que tolera y ejerce todos los días violencia contra las mujeres. Hoy nos levantamos juntas contra la amenaza patriarcal que nos condena a sufrir violencia de forma cotidiana y que mata mujeres mes a mes. Hoy nos unimos para gritar que ¡nos queremos vivas!

Los motivos nos sobran: Vivimos en un país en el que el 32% de los adolescentes justifica golpes dentro de la pareja y el 26% presenta sexismo hostil. En el que cada año se reciben 140.000 denuncias por violencia machista. En el que se registra una violación cada 7 horas y se callan otras muchas. En el que el ciberacoso, dirigido en un 70% a chicas, está cada vez más extendido. 2016 dejó 78 feminicidios, y en lo que llevamos de 2017 70 asesinos han matado a 70 mujeres. Hemos tenido que contar más de 1.000 mujeres asesinadas en 10 años.

Ante esta desoladora situación, nos encontramos con un sistema judicial que, lejos de ofrecer garantías, se sigue mostrando incapaz de ofrecer salidas seguras, cuando no se posiciona directamente del lado de los maltratadores. Así, de forma sistemática, cuando acudimos a denunciar las violencias que sufrimos como mujeres se nos cuestiona, se nos humilla y se nos deja desprotegidas. Mucho tiene que ver la falta de formación de género de lxs profesionales, pero no podemos olvidar que la raíz del problema no es más que la ideología machista que impregna nuestra sociedad y, por ende, todas sus instituciones.

El carácter patriarcal del sistema judicial ha quedado en evidencia de forma flagrante en el caso de Juana Rivas, a la que una sentencia ha obligado a entregar a sus hijos a un padre maltratador. Esta decisión judicial, basada en mitos machistas sin fundamento científico ni jurídico, como el llamado Síndrome de Alienación Parental, es injusta e irresponsable, y merecedora de ser sancionada con la inhabilitación profesional. El caso de Juana ha puesto de manifiesto una vez más la violencia institucional contra las mujeres, que se suma a la violencia económica, simbólica, física, psicológica y sexual que enfrentamos diariamente. Además, ha quedado al descubierto una de las caras más invisibilizadas de la violencia machista: la desprotección de lxs menores víctimas de la misma. Obligarles a convivir con los maltratadores es condenarles a seguir sufriendo violencia y exponerles a una situación de alto riesgo, como demuestra la dolorosa cifra de 8 niñxs asesinadxs por sus padres maltratadores en lo que va de año.

Sin embargo, a pesar de esta terrible realidad, el sistema no cede en su empeño de implantar la custodia compartida impuesta; sin analizar por qué sólo un 8% de los varones solicitan la custodia, sin considerar por qué el 70% del trabajo de cuidados sigue recayendo sobre nosotras, sin atajar el problema del impago de las pensiones y sin pensar en la seguridad de lxs menores. Es decir, obviando el sistema patriarcal que causa la desigualdad en el cuidado de lxs hijxs, e imponiendo judicialmente un régimen de custodia que no tiene en cuenta el bienestar de lxs menores, ni siquiera en las situaciones de violencia.

Esta falta de perspectiva feminista se extiende más allá del sistema judicial. Así, desde todas las instituciones se sigue victimizando a las mujeres, justificando a los maltratadores y tratando como individual lo que es un problema profundamente arraigado en nuestro sistema social y económico. Además, se sigue utilizando una definición de violencia de género muy parcial y simplista, que no profundiza en sus causas estructurales, y que deja fuera de las estadísticas y de los recursos disponibles a más de un tercio de las mujeres asesinadas.

Este año, la lucha de muchas feministas ha conseguido que se debata y apruebe un Pacto de Estado contra la Violencia Machista, que recoge algunas medidas de protección y respaldo a las víctimas. Sin embargo, éstas son totalmente insuficientes, y el acuerdo sigue sin tener en cuenta todas las formas de maltrato, sin atajar la raíz de la violencia y sin luchar realmente contra la desigualdad de género. Además, ni siquiera tiene un calendario que garantice su ejecución y arranca con un presupuesto insuficiente, que roza lo simbólico, lo que ahonda en la falta de recursos para luchar contra la violencia, que no ha hecho sino aumentar.

De hecho, en los últimos años el presupuesto para las políticas de igualdad se han recortado un 43% y los recursos en prevención de la violencia de género se han reducido un 17%. Ante esto nos preguntamos: ¿cuántas mujeres asesinadas y violentadas hacen falta para que la lucha contra las violencias machistas se convierta en una prioridad? Las instituciones no pueden seguir animando a las mujeres a denunciar cuando el sistema no nos protege ni a nosotras ni a lxs menores, y deben reflexionar sobre el hecho de que el sistema de justicia no sea percibido por las víctimas como un elemento de protección y seguridad.

Por todo esto, el movimiento feminista sale hoy a luchar contra la violencia institucional como última expresión del machismo estructural arraigado en nuestra sociedad. Exigimos políticas de igualdad, recursos contra las violencias de género e inversión en prevención y coeducación. Exigimos que los medios de comunicación cuenten los asesinatos machistas no como sucesos aislados, sino como el terrible resultado de la violencia patriarcal que vertebra nuestra sociedad.

Los feminicidios son tan solo la punta del iceberg de las violencias cotidianas que sufrimos las mujeres, por el mero hecho de serlo. La discriminación laboral, la doble jornada, el acoso sexual en la calle, en las instituciones o en el trabajo, los estereotipos y bromas sexistas….también son formas de machismo que alimentan a los asesinos y vulneran el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y discriminación. Por ello, necesitamos también una ciudadanía activa y concienciada que deje de tolerar las actitudes machistas.

Hoy salimos todas a la calle, alzando la voz una vez más para gritar alto y claro que aunque el capitalismo y el patriarcado nos quieran sumisas y calladas, nos tendrán fuertes, unidas y organizadas.

CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS HACIA MUJERES Y MENORES

¡LUCHA FEMINISTA!

 

CONCENTRACIÓN 25 DE SEPTIEMBRE (2017)

MANIFIESTO CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA
Este 25 de Septiembre, como todos los 25 de cada mes desde la Asamblea Feminista Unitaria de Granada os convocamos a gritar con fuerza ¡basta de violencia machista!, basta de una sociedad patriarcal y capitalista que tolera y ejerce violencia diaria contra las mujeres. 2016 dejó atrás 78 mujeres asesinadas, y en lo que llevamos de 2017, según las cifras oficiales son 36. Sin embargo, esta cifra no incluye muchos otros casos de femicidios, que incluso llegan a doblar las cifras oficiales, como los familiares, o casos en los que no había relación previa de ningún tipo entre la mujer que sufre la violencia y el agresor, pero no por ello dejan de ser femicidios producidos por un sistema que promueve y fomenta la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos y sectores de la sociedad. Si tenemos en cuenta todos los casos, las cifra real es de 57 asesinatos por violencia machista.

Nos sentimos totalmente indignadas con esta continua amenaza patriarcal que acaba mes a mes con la vida de las mujeres y que condena a muchas otras a sufrir violencia de forma cotidiana, llegando a darse casos tan extremos como la terrible agresión sufrida este verano por una menor de 14 años en Maracena, apuñalada por un hombre de 27 años con una orden de alejamiento. Ante esta realidad nos preguntamos ¿Cuántas mujeres asesinadas y violentadas hacen falta para que la lucha contra las violencias machistas se convierta en una prioridad?

En los últimos años las políticas de igualdad han sufrido un recorte del 43% y los recursos en prevención de la violencia de género se han reducido en el 17%, mientras las cifras de mujeres asesinadas siguen sin disminuir y el sistema judicial, lejos de ofrecer garantías a las mujeres, se sigue demostrando incapaz de ofrecer una salida segura, cuando no se posiciona directamente del lado de los maltratadores. El carácter patriarcal del sistema judicial ha quedado en evidencia, una vez más, en el caso de Juana Rivas, quiem mediante una sentencia judicial basada en mitos machistas sin fundamento científico ni jurídico como el llamado Sindrome de Alienación Parental, ha sido obligada a entregar a sus hijos a un padre maltratador. Además, este caso ha puesto de manifiesto otra de las caras más invisibilizadas de la violencia machista: la desprotección de los y las menores que son víctimas de la misma. Obligarles a convivir con los maltratadores supone, de facto, condenarles a seguir sufriendo violencia y exponerles a una situación de alto riesgo, como demustra la dolorosa cifra de 4 niños y niñas asesinadas en lo que va de año.

Necesitamos políticas de igualdad, necesitamos recursos contra las violencias de género, necesitamos medios de comunicación comprometidos que cuenten los asesinatos machistas, no como sucesos aislados, sino como el terrible resultado de la violencia patriarcal que vertebra nuestra sociedad. Los feminicidios son tan solo la punta del iceberg de las violencias cotidianas que sufrimos las mujeres, por el mero hecho de serlo: la discriminación laboral, la doble jornada, el acoso sexual en la calle, en las instituciones o en el trabajo, los estereotipos y bromas sexistas….también son formas de machismo que alimentan a los asesinos y vulneran el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y discriminación. Por ello, necesitamos también una ciudadanía activa y concienciada que deje de tolerar las actitudes machistas.

También seguimos reivindicando que a día de hoy el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad utiliza una definición de violencia contra las mujeres muy parcial y simplista, que no permite abordar la violencia machista en toda su complejidad. Por ejemplo, las mujeres asesinadas o agredidas por hombres sin que exista una relación sentimental previa, no son consideradas víctimas de violencia de género, dejándolas sin los recursos destinados a ello y eliminándolas de las estadísticas sobre violencia de género. Mientras que en 2016 la Asamblea Feminista Unitaria de Granada y otras organizaciones feministas contabilizaron 78 asesinatos de mujeres por violencia de género, la cifra oficial se mantiene en 44. Además, el tratamiento institucional de la violencia sigue victimizando a las mujeres y, a menudo, tratando como un problema individual lo que es un problema profundamente arraigado en nuestro sistema social y económico. Extendiendo además una serie de mitos sobre los agresores (ellos como enfermos mentales o consumidores de sustancias) y sobre las agredidas (ellas como débiles, pasivas y tontas), sin profundizar en las causas estructurales de la violencia.

Para nosotras, en cambio, la lucha contra las violencias machistas implica partir de que la violencia machista es un problema social profundamente enraizado en nuestro sistema social y económico. Por lo que entendemos que la lucha contra estas violencias pasa necesariamente por:

Cuestionar el sistema capitalista en el que vivimos, que desahucia a familias (en muchos casos, mujeres) mientras rescatan bancos y grandes empresas; que atenta contra los derechos laborales para aumentar beneficios, conduciéndonos a una precariedad laboral que prácticamente es inherente a nuestra condición de mujeres. Un sistema económico que impone una división sexual del trabajo que nos obliga a las mujeres a realizar trabajos eternamente no reconocidos ni valorados, relacionados con los cuidados, pero indispensables para el sistema.

– Y cuestionar el patriarcado como sistema social que nos condena a las mujeres a un papel subalterno en todas las esferas de la vida (en el ámbito laboral, familiar, político…). Un sistema social que nos relega a unos roles de género que no queremos, nos cosifica, nos encorseta a un ideal de belleza del que es difícil escapar y nos impone un modelo de familia, de relaciones y de sexualidad que no hemos elegido, y que muy a menudo no tiene en cuenta nuestras necesidades ni nuestras opiniones.

Por todo ello, alzamos la voz una vez más para gritar alto y claro que aunque el capitalismo y el patriarcado nos quieran sumisas y calladas, nos tendrán fuertes y organizadas.

CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS: ¡LUCHA FEMINISTA!

MANIFIESTO 25’s (ENERO, 2017)

cartel25s-enero-2017Este 25 de enero, como todos los 25 de cada mes desde la Asamblea Feminista Unitaria de Granada os convocamos a gritar con fuerza ¡basta de violencia machista!, basta de una sociedad patriarcal y capitalista que tolera y ejerce violencia diaria contra las mujeres. 2016 dejó atrás 78 mujeres asesinadas, 2015 72 y en los 25 días que llevamos de 2017 ya se han cometido 7 asesinatos contra mujeres. Solo en el estado español.

Ante esta realidad nos preguntamos ¿Cuántas mujeres asesinadas hacen falta para que la lucha contra las violencias machistas se convierta en una prioridad? En los últimos años las políticas de igualdad han sufrido un recorte del 43% y los recursos en prevención de la violencia de género se han reducido en el 17%, mientras las cifras de mujeres asesinadas siguen sin disminuir y el primer asesinato del año ha sido cometido por un hombre que tenía 2 órdenes de alejamiento.

Necesitamos políticas de igualdad, necesitamos recursos contra las violencias de género, necesitamos medios de comunicación comprometidos que cuenten los asesinatos machistas, no como sucesos aislados, sino como el terrible resultado de la violencia patriarcal que vertebra nuestra sociedad. Los feminicidios son tan solo la punta del iceberg de las violencias cotidianas que sufrimos las mujeres, por el mero hecho de serlo: la discriminación laboral, la doble jornada, el acoso sexual en la calle, en las instituciones o en el trabajo, los estereotipos y bromas sexistas….también son formas de machismo que alimentan a los asesinos y vulneran el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y discriminación. Por ello, necesitamos también una ciudadanía activa y concienciada que deje de tolerar las actitudes machistas.

También seguimos reivindicando que a día de hoy el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad utiliza una definición de violencia contra las mujeres muy parcial y simplista, que no permite abordar la violencia machista en toda su complejidad. Por ejemplo, las mujeres asesinadas o agredidas por hombres sin que exista una relación sentimental previa, no son consideradas víctimas de violencia de género, dejándolas sin los recursos destinados a ello y eliminándolas de las estadísticas sobre violencia de género. Mientras que en 2016 la Asamblea Feminista Unitaria de Granada y otras organizaciones feministas contabilizaron 78 asesinatos de mujeres por violencia de género, la cifra oficial se mantiene en 44. Además, el tratamiento institucional de la violencia sigue victimizando a las mujeres y, a menudo, tratando como un problema individual lo que es un problema profundamente arraigado en nuestro sistema social y económico. Extendiendo además una serie de mitos sobre los agresores (ellos como enfermos mentales o consumidores de sustancias) y sobre las agredidas (ellas como débiles, pasivas y tontas), sin profundizar en las causas estructurales de la violencia.

Para nosotras, en cambio, la lucha contra las violencias machistas implica partir de que la violencia machista es un problema social profundamente enraizado en nuestro sistema social y económico. Por lo que entendemos que la lucha contra estas violencias pasa necesariamente por:

Cuestionar el sistema capitalista en el que vivimos, que desahucia a familias (en muchos casos, mujeres) mientras rescatan bancos y grandes empresas; que atenta contra los derechos laborales para aumentar beneficios, conduciéndonos a una precariedad laboral que prácticamente es inherente a nuestra condición de mujeres. Un sistema económico que impone una división sexual del trabajo que nos obliga a las mujeres a realizar trabajos eternamente no reconocidos ni valorados, relacionados con los cuidados, pero indispensables para el sistema.

Y cuestionar el heteropatriarcado como sistema social que nos condena a las mujeres a un papel subalterno en todas las esferas de la vida (en el ámbito laboral, familiar, político…). Un sistema social que nos relega a unos roles de género que no queremos, nos cosifica, nos encorseta a un ideal de belleza del que es difícil escapar y nos impone un modelo de familia, de relaciones y de sexualidad que no hemos elegido, y que muy a menudo no tiene en cuenta nuestras necesidades ni nuestras opiniones.

Por todo ello, alzamos la voz una vez más para gritar alto y claro que aunque el capitalismo y el patriarcado nos quieran sumisas y calladas, nos tendrán fuertes y organizadas.

CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS: ¡LUCHA FEMINISTA!

CONCENTRACIÓN 25 – SEPTIEMBRE

CARTEL25 (sep)Este viernes, como todos los 25, nos vemos en la calle contra la violencia machista, a las 20:00h en la Fuente de las Batallas.

42 mujeres asesinadas en lo que va de año, pero a los poderes públicos no les parece un problema tan acuciante como para plantear un Pacto de Estado; mientras tanto seguimos siendo asesinadas.
Os esperamos para visibilizar juntas esta realidad, reinvindicar medidas reales contra la violencia machista y dar voz a las que ya no pueden hacerlo.

En este enlace podéis consultar nuestro manifiesto: https://asambleafeministaunitaria.wordpress.com/2015/09/25/manifiesto-25s-septiembre-2015/

Aquí podéis consultar también la lista de feminicidios hasta la fecha: https://asambleafeministaunitaria.wordpress.com/feminicidios/

¡SI NOS TOCAN A UNA, NOS TOCAN A TODAS!

MANIFIESTO 25’s (SEPTIEMBRE 2015)

ARTE_MANIFIESTO_LOGO_FINAL1_0El pasado año 53 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas según cifras oficiales. Sin embargo, la cifra se dispara si consideramos otras estadísticas.

En lo que llevamos de año, 42 mujeres y dos niños han sido asesinadas, de las cuales solo 30 de ellas son reconocidas a día de hoy por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, ninguna de las cuales era un menor. En cualquier caso, los tres fallecidos de Gibraltar y la mujer que viajó a Holanda para recuperar a sus hijas no entrarán en la estadística española por no haber sucedido el crimen en territorio nacional.

La discrepancia en las cifras se debe a que los datos oficiales no contemplan casos en los que “no está clara la causa del asesinato” o en los que el perpetuador no mantenía una relación sentimental con la mujer asesinada… Algunos de estos casos son catalogados como “en investigación”. Tres casos más que ampliarían el número de feminicidios del pasado año a 56, que siguen estando a día de hoy “en investigación” según la administración. Las cifras oficiales no reconocerán nunca a la mujer asesinada a manos de su cuñado antes de que éste matara también a su ex pareja. No será considerado un caso de violencia “de género” sino como un homicidio más, porque la “víctima” no mantenía, ni había mantenido ninguna relación sentimental con su asesino. Al igual que no se considerará oficial la muerte de una de las jóvenes en Cuenca, la cual fue asesinada junto a su amiga por el exnovio de esta última. Todavía se mantienen casos en investigación, uno de ellos se debe a que la administración no tiene claro que sea un caso de violencia de genéro porque se suicidó. Lo que no cuentan es que un año antes su pareja había matado a su hija para hacerle daño. Otro, aún en investigación, en el que un hombre asesina a su mujer, a su hijo de 9 años y a su hija de 7, y tras el crimen múltiple se suicida. ¿Son entonces estos asesinatos claros casos de violencia machista? Si, nosotras no tenemos ninguna duda.

Entre las cifras oficiales nos encontramos un caso cercano, en Armilla una mujer de 68 años asesinada a hachazos en el cuello y en el pecho por su marido, el cual ha sido detenido.

Nos negamos a contar tan solo casos tan claros como puede ser el ocurrido en Barcelona, en el que una mujer es asesinada por su expareja con un machete en plena calle y no mencionar si quiera, otro caso cercano, como puede ser el ocurrido en el Zaidin, donde una mujer fue ingresada de gravedad en el hospital a la espera de ser operada mientras el agresor, su marido, se suicidó tirándose por el balcón de su vivienda.

Y el análisis de estos casos nos permite poner varias cosas sobre la mesa:

­- En primer lugar, pone de manifiesto la utilización de una definición de violencia contra las mujeres muy parcial y simplista, que no permite abordar la complejidad que supone este problema social. Un problema social, que dicho sea de paso todavía no ha conseguido despertar el suficiente interés entre las autoridades como para firmar un pacto de Estado, algo que sí ha conseguido la amenaza de violencia yihadista en el Estado Español, a pesar de que el número de muertas que provoca la violencia machista es muy superior.

­- En segundo lugar, el tratamiento institucional del problema, sigue victimizando a las mujeres, y a menudo, tratando como un problema individual un problema profundamente arraigado en nuestro sistema social y económico. Son frecuentes las caricaturización de los agresores y las agredidas. Ellos como enfermos mentales, con problemas de control de impulsos o de consumo de sustancias; ellas como débiles, pasivas y tontas que soportan cualquier cosa por amor.

­ – Además la cifra de mujeres asesinadas cada año pone de manifiesto la insuficiencia de la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que no ha quedado más que en una declaración de buenas intenciones. Con lo que, una vez más, vemos como las mujeres hemos sido utilizadas para el lavado de cara del bipartidismo a través de leyes que se han quedado en papel mojado.

Como todos los días 25 de cada mes, salimos a la calle con esta actividad porque queremos acabar con la visión de las mujeres como víctimas, y en su lugar centrar nuestra atención en los asesinos. Cada silueta representa a uno de los agresores que en este año ha acabado con la vida de una mujer, algunos de ellos con más de una. Con ello, queremos señalar que la violencia machista no es un problema individual, sino todo lo contrario. Un problema producto del sistema heteropatriarcal en que vivimos, y donde los feminicidios, no son más que la punta del iceberg de las violencias que día a día sufrimos las mujeres en todos los ámbitos de nuestras vidas.

Pero insistimos en que hay un conjunto muy amplio de violencias, más sutiles, que son las que constituyen la base que permite que el iceberg salga a la superficie. Comportamientos y actitudes cuya presencia perpetúa la existencia de los feminicidios, los malos tratos en la pareja, las agresiones sexuales, la violencia psicológica… y el resto de manifestaciones explícitas de la violencia machista. Todos estos comportamientos y actitudes también son violencias (comentarios y chistes sexistas, actitudes controladoras….) incluyendo los que tienen su vertiente más amable y se manifiestan en forma paternalista. Pues todos ellos legitiman la existencia de una desigualdad de poder que subordina a las mujeres frente a los hombres.

Del mismo modo, pensamos que también es violencia el sistema económico que nos gobierna, que desahucia a familias (siendo en muchos casos mujeres las que se ven afectadas) mientras rescatan bancos y grandes empresas; que atenta contra los derechos laborales para aumentar beneficios, conduciéndonos a una precariedad laboral que prácticamente es inherente a nuestra condición de mujeres (contratos a tiempo parcial, mal remunerados, no reconocidos)… Un sistema económico que ejerce violencia contra las mujeres imponiendo una división sexual del trabajo que nos obliga a las mujeres a lavar sus trapos sucios, con trabajos eternamente no reconocidos ni valorados, como son todos los relacionados con los cuidados.

Y pensamos también, que violencia es el sistema patriarcal en el que vivimos, que nos relega a unos roles de género que no queremos, nos cosifica, nos encorseta a un ideal de belleza del que es difícil escapar y nos impone un modelo de familia, de relaciones y de sexualidad que no hemos elegido, y que muy a menudo no tiene en cuenta nuestras necesidades, ni nuestras opiniones.

NOS QUEREMOS VIVAS

CRÓNICA 25-MAYO

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Como ya sabéis, los 25 de cada mes salimos a la calle para protestar contra la violencia machista y visibilizar materialmente los asesinatos.

El Independiente de Granada ayer entrevistó a una de nuestras compañeras para contarles algo maś de nuestros actos todos los 25 de cada mes, para señalar a todos los asesinos machistas frente a la victimización de las mujeres asesinadas. Este mes junto a Amnistía Internacional creamos un espacio potente de reivindicación de la existencia del terrorismo machista.

¡Nos sobran razones!

Aquí os dejamos el enlace a la entrevista: http://www.elindependientedegranada.es/implicados/negro-rojo-violencia-machista

Y también algunas fotografías del acto:

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CONCENTRACIÓN 25 – MAYO

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En lo que llevamos de año un total de 20 mujeres han sido asesinadas, por eso, un 25 más nos vemos en las calles. Porque nosotras no olvidamos, porque nos negamos a permanecer en silencio mientras nos matan y nos negamos a aceptar que los feminicidios son parte natural de nuestra sociedad.

Puedes consultar la lista de feminicidios en nuestra web: https://asambleafeministaunitaria.wordpress.com/feminicidios/

La Asamblea colabora con Amnistía Internacional en su campaña «Zapatos Rojos» contra el feminicidio y la violencia de género (aquí tenéis más información sobre la iniciativa: http://www.feminicidio.net/…/zapatos-rojos-m%C3%A1laga-arte…)
Trae tus zapatos a la concentración para pintarlos de rojo o bien llévalos al local de Amnistía Granada, en C/ Fabrica vieja nº10 el miércoles de 19:00- 20:30 h y martes de 21:00-22:00h.

¡SI NOS TOCAN A UNA, NOS TOCAN A TODAS!

MANIFIESTO 25-N (abril 2015)

ARTE_MANIFIESTO_LOGO_FINAL1_0El pasado año 53 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas según cifras oficiales. Sin embargo, la cifra se dispara si consideramos otras estadísticas.

En lo que llevamos de año, 15 mujeres y dos niños han sido asesinadas, de las cuales sólo 9 de ellas son reconocidas a día de hoy por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, ninguna de las cuales era un menor. En cualquier caso, los tres fallecidos de Gibraltar no entrarán en la estadística española por no haber sucedido el crimen en territorio nacional.

La discrepancia en las cifras se debe a que los datos oficiales no contemplan casos en los que “no está clara la causa del asesinato” o en los que el perpetuador no mantenía una relación sentimental con la mujer asesinada… Algunos de estos casos son catalogados como “en investigación”. Tres casos más que ampliarían el número de feminicidios del pasado año a 56, que siguen estando a día de hoy “en investigación” según la administración.

Las cifras oficiales no reconocerán nunca a la mujer asesinada a manos de su cuñado antes de que éste matara también a su ex pareja. No será considerado un caso de violencia “de género” sino como un homicidio más, porque la “víctima” no mantenía, ni había mantenido ninguna relación sentimental con su asesino. Otro de los casos que se mantiene en investigando, es porque según la administración no está claro que sea un caso de violencia de género porque se suicidó. Lo que no cuentan es que un año antes su pareja había matado a su hija para hacerle daño. ¿Son entonces estos asesinatos claros casos de violencia machista? Si, nosotras no tenemos ninguna duda.

Y el análisis de estos casos nos permite poner varias cosas sobre la mesa:

-En primer lugar, pone de manifiesto la utilización de una definición de violencia contra las mujeres muy parcial y simplista, que no permite abordar la complejidad que supone este problema social. Un problema social, que dicho sea de paso todavía no ha conseguido despertar el suficiente interés entre las autoridades como para firmar un pacto de Estado, algo que sí ha conseguido la amenaza de violencia yihadista en el Estado Español, a pesar de que el número de muertas que provoca la violencia machista es muy superior.

-En segundo lugar, el tratamiento institucional del problema, sigue victimizando a las mujeres, y a menudo, tratando como un problema individual un problema profundamente arraigado en nuestro sistema social y económico. Son frecuentes las caricaturización de los agresores y las agredidas. Ellos como enfermos mentales, con problemas de control de impulsos o de consumo de sustancias; ellas como débiles, pasivas y tontas que soportan cualquier cosa por amor.

– Además la cifra de mujeres asesinadas cada año pone de manifiesto la insuficiencia de la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que no ha quedado más que en una declaración de buenas intenciones. Con lo que, una vez más, vemos como las mujeres hemos sido utilizadas para el lavado de cara del bipartidismo a través de leyes que se han quedado en papel mojado.

Como todos los días 25 de cada mes, salimos a la calle con esta actividad porque queremos acabar con la visión de las mujeres como víctimas, y en su lugar centrar nuestra atención en los asesinos. Cada silueta representa a uno de los agresores que en este año ha acabado con la vida de una mujer, algunos de ellos con más de una. Con ello, queremos señalar que la violencia machista no es un problema individual, sino todo lo contrario. Un problema producto del sistema heteropatriarcal en que vivimos, y donde los feminicidios, no son más que la punta del iceberg de las violencias que día a día sufrimos las mujeres en todos los ámbitos de nuestras vidas.

11169777_451573291659795_2752885761400361002_oPero insistimos en que hay un conjunto muy amplio de violencias, más sutiles, que son las que constituyen la base que permite que el iceberg salga a la superficie. Comportamientos y actitudes cuya presencia perpetúa la existencia de los feminicidios, los malos tratos en la pareja, las agresiones sexuales, la violencia psicológica… y el resto de manifestaciones explícitas de la violencia machista. Todos estos comportamientos y actitudes también son violencias (comentarios y chistes sexistas, actitudes controladoras….) incluyendo los que tienen su vertiente más amable y se manifiestan en forma paternalista. Pues todos ellos legitiman la existencia de una desigualdad de poder que subordina a las mujeres frente a los hombres.

Del mismo modo, pensamos que también es violencia el sistema económico que nos gobierna, que desahucia a familias (siendo en muchos casos mujeres las que se ven afectadas) mientras rescatan bancos y grandes empresas; que atenta contra los derechos laborales para aumentar beneficios, conduciéndonos a una precariedad laboral que prácticamente es inherente a nuestra condición de mujeres (contratos a tiempo parcial, mal remunerados, no reconocidos)… Un sistema económico que ejerce violencia contra las mujeres imponiendo una división sexual del trabajo que nos obliga a las mujeres a lavar sus trapos sucios, con trabajos eternamente no reconocidos ni valorados, como son todos los relacionados con los cuidados.

Y pensamos también, que violencia es el sistema patriarcal en el que vivimos, que nos relega a unos roles de género que no queremos, nos cosifica, nos encorseta a un ideal de belleza del que es difícil escapar y nos impone un modelo de familia, de relaciones y de sexualidad que no hemos elegido, y que muy a menudo no tiene en cuenta nuestras necesidades, ni nuestras opiniones.